30.5.06

La balón

A mí me gusta el fútbol, y me gusta el clima que se vive previo a un Mundial. Hay excitación en el aire y hasta mi compañera más antideporte (que en estos seis años se declaró hincha de River primero, anti-boca después (?) y de Platense finalmente (?)) ya sabe que llevará a su hija al teatro *cualquier día* excepto el 10 de junio, porque debuta Argentina...

No aborrezco ni la aparición exacerbada de banderas, ni la repentina conversión en expertos en fútbol de vari@s, ni las publicidades tilingas y sensibleras. Por el contrario, espero su aparición cada 4 años. Es una previa divina.


Entonces, para acompañar el clima que hoy me (nos) domina, tomo prestadas algunas anécdotas que publicó Leonardo en su muy recomendable blog y la tapa de BCN de este mes, para que, aunque eufóricos, no dejemos de estar atentos a lo que hacen quienes nos representan:


Hablar antes de tiempo
Mientras los jugadores de la Selección Argentina ya se encontraban en Chile para disputar la Copa América 1991 Newell´s Old Boys y Boca Juniors disputaban las finales del Campeonato de la temporada 1990/91 el cual se terminó adjudicando el conjunto rosarino.

Producto de esto un grupo de jugadores se reunió en la concentración argentina para cargar a Gabriel Batistuta, goleador de Boca y figura del torneo. Insólitamente dentro de ellos se encontraba Diego Latorre, también jugador del mismo club, cantando a los gritos "lloran los bosteros...". Batistuta, totalmente desconcertado y con mucho enojo, cuestiona a su compañero sobre su actitud.
-¿Yo?... -le contestó Latorre a las carcajadas- yo soy jugador de Fiorentina. [Club en donde casi tenía acordada su transferencia]

Con el transcurso de la Copa Latorre perdió la titularidad y Batistuta se convirtió en la gran figura y goleador de ella. Los dirigentes de Fiorentina desistieron de contratar a quien en principio tenían en mente para llevarse los bati-goles a Florencia.

Un cacho de cultura
"El fútbol es cultura porque responde siempre a una determinada forma de ser. Los jugadores actúan como el público exige, de forma que el fútbol se termina pareciendo al sitio donde crece.

Los alemanes juegan con disciplina y eficacia; cualquier equipo brasileño tiene la creatividad y el ritmo de su tierra; cuando apostaron por otro orden fracasaron, porque si bien los jugadores aceptan la imposición, no la sienten. Argentina tiene un exceso de exhibicionismo individual y una carencia de respuesta colectiva así en la cancha como en la vida.
Si estas fronteras se van haciendo difusas es porque el fútbol, además de parecerse al lugar donde se juega, no escapa a su tiempo, y esta es época de uniformización. La selección española no tiene un estilo propio, quizá por las diversas identidades que hacen a sus autonomías y que tienen en el fútbol su correspondencia".
Valdano, Jorge. "Fútbol y cultura" en La Maga. Extra n° 24. Buenos Aires, octubre 1996.

La palabra
"Cuando Argentina le ganó a Alemania en la final de México 86, me senté en el suelo del vestuario, seguro de que había llegado al mejor sitio posible: aquel que había soñado toda mi vida. Me pareció que lo más indicado era llorar, pero aunque hice fuerzas, no pude.

Siete años después, estando ya alejado del fútbol, salí a correr por un parque cercano a mi casa con un walkman para entretener el esfuerzo con música. No sé por obra de quien aquel casete incluía, entre dos canciones, la grabación de mi gol en aquella final gritado por una voz que sonaba a mi infancia: José María Muñoz. Cuando terminó el relato me puse a llorar sin querer. Como si aquella transmisión completara el sueño, como si el fútbol no existiera sin el auxilio de la palabra".
Valdano, Jorge. "Pues yo creo en la palabra" en Los cuadernos de Valdano. Madrid, Aguilar, 1997, pág. 187.

Es una pero son cuatro
"El caso de Gran Bretaña es el más asombroso en el tema de la desigualdad de derechos en los Campeonatos Mundiales de Fútbol. Según me explicaron en la infancia, Dios en uno pero es tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nunca pude entenderlo. Y todavía no consigo entender tampoco por qué Gran Bretaña es una, pero son cuatro [Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte]; mientras que Suiza o España, pongamos por caso, siguen siendo nada más que una a pesar de las diversas nacionalidades que las integran".

Galeano, Eduardo. El fútbol. A sol y sombra. Buenos Aires, Catálogos, 1995: artículo "Numeritos", pág. 228.


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