En términos globales, la expansión cuantitativa de la escolaridad ha estado acompañada por un progresivo deterioro de su capacidad para distribuir conocimientos socialmente significativos. Al respecto, los diagnósticos coinciden en señalar que este fenómeno es prácticamente universal. El deterioro, sin embargo, no es homogéneo sino que afecta fundamentalmente a los circuitos de escolarización ocupados por los sectores populares. La diferenciación interna constituye, desde este punto de vista, uno de los fenómenos más relevantes de la estructura actual de los sistemas educacionales. Este proceso no es casual. Si se admite que la apropiación del conocimiento constituye una de las formas modernas más importantes de la diferenciación social y de su legitimación, es evidente que un sistema destinado a distribuir socialmente el conocimiento será objeto de pugnas y de transformaciones mediante las cuales cada sector social intentará obtener una cuota de apropiación lo más significativa posible.
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“El desafío educativo: Calidad y democracia”.
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