11.1.06

Era una niña rara

Cuando era chica me mataba leyendo una "Antología Poética Universal" que tenía mi vieja en la biblioteca. Era un libro gordote, de tapas acolchonaditas color verde manzana, y tenía los bordes de las hojas dorados, hechos con hilos de oro.
No me gustaba leerlo de principio a fin, sino abrir en cualquier lado y dejar que alguna poesía me sorprenda.
Con el correr de los años fui definiendo qué autores me gustaban, y al resto directamente los evitaba.
Los que me resultaban espantosos eran los poemas traducidos al español. No había rima. Yo era chica, y me atraían las poesías que contaban una historia con rima.
En aquellos días, volvía una y otra vez a un autor cubano: José Angel Buesa. Era, sin lugar a dudas, mi favorito.
Aquel libro enorme (que aún descansa en algún lugar de mi casa) tenía también poemas de Pablo Neruda, de quien yo sabía que era "famoso y respetado". Recuerdo que leía el "poema 20" y los anteriores, y no podía creer que el mundo considerara mejor a Neruda que a mi José Angel Buesa.

Éste es uno de aquellos poemas, y cada vez que lo leo vuelvo a tener diez años:

Carta a usted

Señora:
*
Según dicen ya tiene usted otro amante.
Lástima que la prisa nunca sea elegante.
Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa,
se resigne a ser viuda, sin haber sido esposa.
*
Y me parece injusto discutirle el derecho
de compartir sus penas sus goces y su lecho
pero el amor señora cuando llega el olvido
también tiene el derecho de un final distinguido.
*
Perdón si es que la hiere mi reproche... Perdón
aunque sé que la herida no es en el corazón
Y para perdonarme piense si hay más despecho
en lo que yo le digo, que en lo que usted ha hecho.
*
Pues sepa que una dama con la espalda desnuda
sin luto en una fiesta, puede ser una viuda.
Pero no como tantas de un difunto señor
sino para ella sola, viuda de un gran amor.
*
Y nuestro amor recuerdo, fue un amor diferente
al menos al principio, ya no, naturalmente.
*
Usted será el crepúsculo a la orilla del mar,
que según quien lo mire será hermoso o vulgar.
Usted será la flor que según quien la corta,
es algo que no muere o algo que no importa.
*
O acaso cierta noche de amor y de locura
yo vivía un ensueño y usted una aventura.
Usted juró cien veces ser para siempre mía
yo besaba sus labios pero no lo creía.
*
Usted sabe y perdóneme que en ese juramento
influye demasiado la dirección del viento.
Por eso no me extraña que ya tenga otro amante
a quien quizás le jure lo mismo en este instante.
*
Y como usted señora ya aprendió a ser infiel
a mí así de repente me da pena por él.
*
Es cierto, alguna noche su puerta estuvo abierta
y yo en otra ventana me olvidé de su puerta.
O una tarde de lluvia se iluminó mi vida
mirándome en los ojos de una desconocida.
*
Y también es posible que mi amor indolente
desdeñara su vaso bebiendo en la corriente.
Sin embargo señora, yo con sed o sin sed
nunca pensaba en otra si la besaba a usted.
*
Perdóneme de nuevo si le digo estas cosas
pero ni los rosales dan solamente rosas.
Y no digo estas cosas por usted ni por mí
sino por los amores que terminan así.
*
Pero vea señora qué diferencia había
entre usted que lloraba y yo que sonreía.
Pues nuestro amor concluye con finales diversos.
Usted besando a otro, yo escribiendo estos versos.
*


No hay comentarios.: