...pero es muy triste y da mucho miedo.
Ya no quedan más opciones que caminar, pero igual: ¿después qué?
No sabés lo jodido que es bancarse esa puta pregunta. Te acecha y tratás de no darle bola y te hacés la normal. Pero no sos normal.
Nadie sabe después qué. Eso podría ser tan bueno, pero claro... también podría ser tan malo.
La gente te sorprende. La gente me sorprende. Y no podés explicarles lo bien que te hacen sus palabras y lo tanto que deseás que se hagan realidad. Que tomen forma, que te acaricien, que sean suavecitas y un poco húmedas.
Que te abracen.
Todos.
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