Durante dos semanas tuve intenciones de escribir sobre un globo. Un globo de brillo metálico con forma de winnie pooh que alguna nena dejó escapar en la estación Constitución. Un globo que durante dos semanas decoró el techo del hall central y me hacía pensar en su dueña entristecida por la fuga. Todas las mañanas, todas las noches chequeaba que el globo siguiera ahí, estático, expectante. Todas las mañanas, todas las noches pensaba en sacarle una foto que acompañaría el texto que no fue...
Ayer llegué a Constitución y ya no había globo. El techo imponente, bellísimo, pero sin globo. Sin globo, sin foto y sin nadie que escribiera sobre él.
Hoy me desperté y llovía. "Qué lluvia hermosa", pensé. Y me dije que escribiría algo al respecto. Sin foto. Y sin globo.
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